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DESINTOXÍCATE


Desintoxícate con buena orientación, y la adopción de nuevos estilos de vida y una actitud más respetuosa hacia la naturaleza.

La energía vital de nuestro cuerpo depende de que nos limpiemos, y no solo físicamente, también emocionalmente.

Nos estamos intoxicando. Esa es, una verdad inapelable. El aire, la mayoría de los alimentos, el ritmo estresante, las emociones propias y ajenas y hasta los pensamientos conspiran contra el cuerpo, agotan su energía. Enferman.

Existe la necesidad de que cada persona haga algo por desintoxicarse. Y no se refiere a las purgas, sino a un proceso en tres niveles: el cuerpo, el pensamiento y la energía.

"Hacerlo en un solo nivel no sólo puede ser insuficiente y excluyente, porque desconoce la integralidad del ser, sino que puede conducir a las personas a caer en posturas extremas e incluso en el fanatismo".

¿La energía corporal es una estructura tangible? ¿Se puede ver? ¿Se puede medir?
Sí, y ciertas personas con formación especial pueden percibirla; hay nuevas tecnologías que también la captan. No obstante, su medición aún es parcial. Es bueno recordar que con nuestros sentidos sólo podemos percibir una sexagésima parte del espectro de la luz existente.

¿Influye esta energía en la salud humana?
Totalmente: la energía interactúa permanentemente con el cuerpo físico y, por ende, con la salud y el bienestar cuando está en equilibrio. Cuando este se altera se produce la enfermedad.

Los escépticos dicen que lo que no puede verse ni probarse no existe. ¿Cómo enfrenta ese escepticismo?
Los científicos no pueden ver la energía que explica que el universo está en expansión, pero saben de su existencia por sus efectos, y la han denominado energía oscura, por estar oculta al hombre. En el caso de la energía humana hay mayor conocimiento y evidencia de su presencia por nuevas tecnologías y, lo más importante, al actuar sobre ella se evidencian sus resultados de manera directa.

¿Qué compone al ser humano?
En él confluyen muchas realidades, en las que se expresan lo esencial (que en nuestra visión sería el alma), lo mental y emocional, la energía sutil y lo orgánico (el cuerpo físico). Todas son importantes y necesarias para la expresión de la vida humana.

¿Todos estos componentes pueden intoxicarse?
El alma no se puede intoxicar, pero los otros niveles sí, aunque de manera y grado diferentes.

Una intoxicación del cuerpo muestra síntomas claros. ¿Puede haber intoxicaciones sin signos evidentes?
Las intoxicaciones agudas se evidencian con las manifestaciones de eliminación que hace el cuerpo ante el tóxico (diarrea y vómito, por ejemplo), e incluso con malestar general. Hay otras, sin embargo, con signos difusos que pueden confundirse con otras enfermedades. Eso debe profundizarse un poco más.

¿Qué tipos de tóxicos amenazan el cuerpo?
Los tóxicos son sustancias que, al llegar al cuerpo, producen un efecto nocivo. Los hay exógenos (vienen del exterior) y endógenos (producidos por el organismo). Los primeros pueden ser físicos (radiaciones, ruido), químicos (medicamentos, drogas, alcohol, cigarrillo) o biológicos (virus, bacterias y otros agentes). Dentro de los endógenos están el ácido úrico y las bilirrubinas.

¿Pueden intoxicarse las emociones? ¿Qué síntomas muestra eso?
Cuando el cuerpo se llena de emociones perturbadoras, como la ansiedad prolongada, períodos largos de tristeza, pesimismo, tensión continua, hostilidad, el cinismo o la suspicacia esto termina incidiendo en el organismo; se comportan como intoxicaciones que, además de malestar, aumentan el riesgo de contraer enfermedades como el asma, la artritis, los dolores de cabeza, las úlceras y los problemas cardiacos.

¿Cómo es una toxicidad en el campo de la energía humana?
La más evidente es la producida por las radiaciones, y dentro de éstas las generadas por la tecnología o no ionizantes. Afectan, entre otros aspectos, la vitalidad, la capacidad de concentración, el buen sueño y los estados de ánimo. La energía del cuerpo que fluye permanentemente se altera por la presencia de otros campos de energía que lentifican su movimiento. Es importante añadir que un 25 por ciento de las personas son muy susceptibles, un 50 por ciento moderadamente susceptibles y el otro 25 por ciento no notan alteraciones, ante la presencia de estas radiaciones.

Desde su óptica, ¿cuál es la mejor manera de desintoxicar el cuerpo?
Lo primero es tomar distancia de aquellas cosas que sabemos que nos intoxican. Luego se debe ayudar al cuerpo a eliminar lo tóxico, mediante ayunos, consumo de antioxidantes, una dieta saludable y el agua, entre otras medidas. Es imprescindible hacer un esfuerzo consciente para evitar intoxicaciones futuras.

¿Qué alimentos desintoxican?
Hay muchos, pero entre ellos están las frutas, los alimentos verdes (verduras y algas), el té verde, las semillas y los frutos secos, y el ajo.

¿Qué es el ayuno, para qué sirve y cada cuánto debe hacerse?
Es la suspensión voluntaria de alimentos para generar un descanso al sistema digestivo, favoreciendo la eliminación de tóxicos. Es ideal empezar por cortos períodos (medio día a un día), un par de veces al mes. Recomiendo consumir un tipo de fruta, como la papaya y el melón, y agua. Los ayunos más largos deben hacerse bajo supervisión calificada.

¿Cómo se desintoxican las emociones?
Las emociones son parte de la vida y hay que aprender a expresarlas en forma espontánea sin ofender a otros y manteniendo siempre la calma. Este ejercicio puede apoyarse con meditación, oración, silencio, el uso de esencias de flores y psicoterapia.

¿El silencio es un tipo de ayuno?
Es el espacio que permite la libertad y siempre nos lleva a la conciencia y a la claridad de lo que nos ocurre. Puede entenderse como el ayuno de la mente y la emoción. Cada persona debe identificar en su entorno un sitio en el que pueda ponerlo en práctica. El objetivo es hacerlo varias veces al día y encontrarse con uno mismo.

Hay que aprender a tomar agua

El consumo de agua de buena calidad, en la cantidad adecuada, es esencial en el proceso de desintoxicación, pues ayuda a todos los sistemas de desintoxicación a cumplir su función. Combate el estreñimiento, elimina mucosidades del pulmón y toxinas del riñón.

Si no hay problemas de salud que impidan su consumo, como una falla renal, un adulto puede consumir de 2 a 3 litros al día.

Lo recomendado es tomar uno a dos vasos de agua fresca (no helada) en ayunas, y antes del almuerzo y la comida, a sorbos. Siempre es mejor con el estómago vacío. No es recomendable tomar mucha después de comer. Mejor que sea destilada o de baja mineralización, y de naturaleza alcalina (de un Ph mayor de 7).

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