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QUIEN ARCHIVA AGRAVIOS NO ES FELIZ


Sabes que conviene vaciar con frecuencia la bandeja de entrada y también la papelera de reciclaje de tu computador. Si no lo haces se vuelve lento y no es tan ágil como tú lo deseas. Ahora bien, ¿te amas y limpias en tu cerebro la bandeja de entrada de las ofensas que te hacen? ¿Acaso las guardas y ante un nuevo agravio las recuperas y se las enrostras con ira al otro cuando el ego te traiciona?

No, ámate, y elige perdonar con el corazón, porque sólo con un perdón generoso puedes disfrutar el ahora. Si lo decides y pides a Dios su fuerza, puedes perdonarte y perdonar lo que quieras, aunque sea la peor ofensa. Todo se puede perdonar, como lo hizo una madre ante el asesinato de sus dos hijos en el oriente antioqueño, y ahora está en paz. Puedes perdonar una infidelidad, aprender de ella y luego vivir una relación serena y linda.

Es más fácil perdonar cuando aprendes de buenos modelos como éstos: - Mandela perdonó 27 años de cárcel y maltratos, salió de ella en paz y fue presidente de Sudáfrica. - En ese mismo país, Clarence Neville perdonó a un terrorista que lo dejó ciego en un ataque en los tiempos de Apartheid. - En Cali, Flavio Jiménez perdonó hace años al asesino de su hijo William, joven de 14 años, campeón de bicicross. - Laura perdonó en Medellín a su esposo que contagió de Sida a ella y a su hijita, quien ya murió. - En Manizales, la mamá del líder político, Bernardo Jaramillo, perdonó en 1990, de corazón, al asesino de su hijo. También tú puedes perdonarte y perdonar para ser feliz y estar en paz.

El perdón sana, libera y te brinda unas relaciones armónicas sin el veneno del odio o la culpa. He conocido muchas personas que en talleres de perdón han sanado viejas heridas y encontraron la paz del alma.

Sé consciente de que cuando amas conquistas la ira con la bondad, la mezquindad con la generosidad y el odio con el perdón. ¡Ah, cuán difícil es a veces perdonar! Pero se puede, y es el mejor regalo para ti y los que amas.

Recuerda que el odio, la culpa o la amargura te pueden mantener preso por años en una cárcel emocional. Son emociones venenosas que contaminan y además te enferman. La doctora Karina Davidson y un equipo de Columbia University observaron 10 años a 1.739 hombres y mujeres en Canadá; evaluaron el riesgo de enfermedad cardíaca y midieron emociones negativas como odio, hostilidad y ansiedad. También emociones positivas como alegría, perdón y entusiasmo, conocidas como 'afecto positivo'.

 Clasificaron el 'afecto positivo' en cinco niveles, desde 'ninguno' hasta 'extremo'. Comprobaron que en cada nivel, el riesgo de un mal cardíaco caía 22 por ciento. Según Davidson, el odio enferma, y el perdón y otras emociones positivas ayudan a prevenir enfermedades cardíacas.

Seguramente, deseas ser feliz y disfrutar la vida, pero ¿cómo lograrlo si te consumes en la hoguera del rencor? Por tanto, ámate y toma la mejor decisión: 'perdono y me perdono'.

GGG

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