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PAPA FRANCISCO NO TENGAMOS MIEDO A ENSUCIARNOS LAS MANOS PARA AYUDAR A LOS MÁS NECESITADOS


  • No nos contentemos con una vida cristiana mediocre. Caminen con decisión hacia la santidad.
  • ¿Rezamos de verdad? Sin una relación constante con Dios, es difícil llevar una vida cristiana auténtica y coherente.
  • La verdadera caridad es un poco atrevida: no tengamos miedo a ensuciarnos las manos para ayudar a los más necesitados.
  • Cuando nos encontremos con la cruz, digamos a María: ¡Madre nuestra, danos fuerza para aceptar y abrazar la cruz!
  • Ser santos no es privilegio de unos pocos, sino una vocación para todos.
  • Conforta, Señor, a cuantos sufren, especialmente a los enfermos, a los necesitados, a los desempleados.
  • Es importante tener amigos en quien poder confiar. Pero es esencial tener confianza en el Señor, que nunca falla.
  • Aprendamos del pesebre la alegría y la paz profunda que Jesús viene a traer al mundo.
  • Con Jesús, la vida se hace plena. Con Él es más fácil encontrar sentido a todo. (EG 266)
  • Quien se deja guiar por Dios nunca queda decepcionado ni pierde el camino.
  • Queridos hermanos enfermos, no pierdan la esperanza, ni siquiera en los momentos de mayor dificultad. Cristo está a su lado.
  • Ningún anciano debe estar “exiliado” de nuestra familia. Los ancianos son un tesoro para la sociedad.
  • Condeno con especial firmeza el uso de las armas químicas.
  • Las guerras destrozan muchas vidas. Pienso especialmente en los niños a los que les han robado su infancia.
  • No podemos dormir tranquilos mientras haya niños que mueren de hambre y ancianos sin asistencia médica.
  • No temas acercarte al Sacramento de la Confesión; en él encontrarás a Jesús que te perdona.
  • La lucha contra el mal es ardua y prolongada; es necesario rezar constantemente y con paciencia.
  • ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!
  • Pidamos por la paz en África, especialmente en la República Centroafricana y Sudán del Sur. 
  • Recemos hoy juntos por Su Santidad Benedicto XVI, un hombre valiente y humilde.
  • La Cuaresma es un tiempo de gracia, un tiempo para convertirse y vivir en coherencia con el bautismo.
  • ¡Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor ha ocasionado y ocasiona el uso de las armas!
  • Nuestra meta como cristianos es configurarnos cada vez más con Jesús, que es modelo para nuestra vida
  • Como el Buen Samaritano, no nos avergoncemos de tocar las heridas de los que sufren; más aún, tratemos de curarlas con obras concretas de amor.



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