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TODA INCOMODIDAD TIENE SU ASIENTO


Casi siempre los grandes seres humanos afrontaron serios problemas y tuvieron que sobreponerse para triunfar.

Cervantes es un buen ejemplo de la fe en sí mismo, el compromiso y la dedicación que se precisa para vencer.

No luchó contra molinos de viento como su icónico Quijote, pero si tuvo que paliar serias carencias y las críticas.

Tuvo que trabajar como alcabalero y, ante la pérdida de un dinero, terminó tres meses en la prisión.

Allí se gestó su obra inmortal, en un lugar “donde toda incomodidad tiene su asiento”, como el mismo lo dijo.

Sus manuscritos fueron rechazados por dos editores y casi no consigue apoyo para publicar su obra.

De todo esto es que hay que hablarles a niños y jóvenes que caen en la tentación de lo cómodo y lo fácil.


Por eso afirma convencida Caterine Ibargüen: “Toda gran obra pide una gran disciplina y mucha entrega”. Algunos desubicados llaman suerte a la pasión.

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