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LA CARGA EMOCIONAL HACE QUÉ A VECES NO AYUDEMOS A QUIEN LO NECESITA



Imaginemos la siguiente situación: Nos encontramos con nuestros amigos y queremos convencerles para salir de fiesta pero ellos no están muy dispuestos. Les ofreces tus mejores argumentos y les dices que es tu cumpleaños e incluso que les saldría gratis la fiesta, pero aún así no consigues salir.

Pero ¿y si hubiera alguna forma de inclinar la balanza a nuestro favor? ¿Podríamos de alguna manera poder influir en su respuesta?

El cerebro aparte de ser lógico también depende del contexto social. Estamos inmersos en una sociedad de una forma más o menos intensa. Por lo tanto si nosotros estamos acostumbrados a vivir de forma lógica, nuestro cerebro también lo está.

Para explicar este punto podemos utilizar la famosa paradoja de los monos y los plátanos. Se trata de un experimento que explica muy bien cómo funciona el cerebro en el contexto social y es también aplicable a las personas.

Esta idea sucede también en humanos y su máxima expresión es un fenómeno que se llama carga emocional. Consiste en la necesidad propia de cada persona de ayudar (o no) a los demás. Tiene distintos niveles (reducida o amplia).

Si la carga emocional es reducida, la persona no se va a preocupar demasiado por el motivo por el cual una persona necesita ayuda. Por el contrario si la carga emocional es amplia sí que se preocupará.

Si es reducida la persona no se va a preocupar demasiado por el motivo que la provoca pero si es amplia si lo hará. La carga emocional depende de diversos factores, por ejemplo si pides un favor a alguien de tu familia su carga emocional será mayor que si se lo pides a un desconocido por la calle.

Ejemplificaré esto con una historia que me ha contado un amigo hace poco. Este amigo iba en el metro y a una chica le dió un ataque de pánico durante el trayecto. En medio de un vagón lleno de gente sólo fueron capaces de ayudarla mi amigo y una señora que también se encontraba bastante lejos de la chica. Es decir, ninguna de las personas que se encontraban al lado de la chica trató de calmarla.

De esta historia lo que mas nos importa es porqué habiendo tantas personas casi nadie fue capaz de prestar ayuda cuando alguien la necesitaba de manera tan clara.

Cada pasajero de ese tren tenia una carga emocional reducida porque el haber mucha gente, todos estaba pensaban “alguien la ayudara como no soy el único que viaja en el tren alguien hará algo” como los demás viajeros tenían una carga emocional reducida, no ayudaron a la chica. La carga emocional se dividía entre todos los pasajeros.

La mejor manera de conseguir la ayuda de alguien es tratando de aumentar su carga emocional. Esto provocara que tenga más necesidad de ayudarte. La carga emocional está siempre esta presente en las interacciones humanas y por eso siempre podemos aprovecharla en nuestro beneficio.

Esto se puede hacer de tres maneras:
1 Aislando a la persona
De forma que su carga emocional aumente por si sola. Volviendo al ejemplo de los amigos que no querían salir de fiesta, podemos tratar de hablar con ellos de manera individual y cuando estén casi todos convencidos los reunimos y tomamos la decisión de salir de manera colectiva.

2 Recordando a la persona que tiene una deuda contigo
De esta forma aumentará su carga emocional a través de tus palabras o actos. A la hora de pedir un favor le puedes recordar que tú también le hiciste otro favor en el pasado.

3 Alabando a la persona
También puedes tratar de convencer a alguien con una actitud de inferioridad leve (sin que sea demasiado evidente) con frases como: “a ti que se da tan bien hacer esto” o “me podrías ayudar con esto que a mi me supera”

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